jueves, 27 de septiembre de 2007

La “universidad” de la corrupción

Debemos tener en cuenta que en Internet abunda la “basura informática”. Sin embargo, y esto es altamente rescatable, aparecen intersticios a través de los cuales se cuela muy buena información, por lo general inexistente en los grandes medios. Éste es el caso de www.rebelion.org. Allí encontré la reproducción de una entrevista que hizo Amy Goodman, periodista graduada en Harvard, a dos periodistas de investigación, James Steele y Donad Barlett, ambos premiados con el Pulitzer por sus investigaciones. Esta entrevista fue emitida por una FM de New York en un programa que se llama Democracy Now, considerado en aquel país como el más progresista.
El título que encabeza este programa, como pregunta inicial de la entrevista es: “¿Cómo se evaporaron 9.000millones de dólares en efectivo aerotransportados de la Reserva Federal de EE.UU. a Iraq?”. La entrevistadora afirma que: “Un mes después de la invasión de Iraq, EE.UU. comenzó a aerotransportar aviones repletos de cargas de dinero efectivo a Bagdad. Entre abril de 2003 y junio de 2004, un total de 12.000 millones de la moneda estadounidense fueron enviados a Iraq, donde debían ser utilizados por la Autoridad Provisional de la Coalición para la reconstrucción. Pilas de billetes de 100 dólares fueron empaquetados en bloques, amontonados sobre grandes paletas llevadas a aviones de carga rumbo a la capital iraquí. ¿Qué pasó con el dinero? Hasta la fecha, por lo menos 9.000 millones no pueden ser ubicados”.
En una sorprendente nueva denuncia en Vanity Fair, los periodistas de investigación siguen el rastro del dinero de la Reserva Federal a Iraq. Contestan de este modo: “El dinero que fue a Iraq consistía básicamente de fondos confiscados: Activos iraquíes del tiempo de la primera Guerra del Golfo, dinero del petróleo que había estado bajo el control de Naciones Unidas. Y estaba básicamente confiado al gobierno de EE.UU., en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Y cuando quisieron hacer este embarque, lo que nos fascinó tanto fue precisamente como llegó allí, de dónde provino. Y lo que descubrimos fue que hay un almacén a 16 kilómetros al oeste de Manhattan. Es una instalación inmensa y está repleto de efectivo. De hecho, una de las cosas más divertidas que ocurrieron a algunos de los que estaban cargando el dinero fue que un día abrieron la puerta de atrás de uno de esos camiones, y el dinero se desparramó como si se tratara de frijoles creando todo tipo de caos mientras trataban de volver a colocar el dinero sobre esas paletas.
Lo que nos impresionó fue el increíble control, supervisión en este país, y luego llega a Iraq, y desaparecen todos los controles, toda la supervisión. Quiero decir, montones inmensos de dinero fueron al palacio en Bagdad. Otra parte fue a otros palacios, todos palacios de Sadam Husein en todo el país. Y luego fue distribuido, y una gran parte del dinero fue a los contratistas estadounidenses, otra fue a contratistas iraquíes. Todo fue sobre la base de llévate-lo-que-te-puedas-llevar”.
La Autoridad Provisional de la Coalición, que nos fue presentada como el gobierno provisorio, que creó esa ilusión de que se trataba de una fuerza multinacional, fue básicamente dirigida por el Pentágono. La mayoría de los contratos fueron otorgados con la aprobación del Pentágono. Y se convirtió en un colador perfecto para ese dinero en efectivo, porque sólo existió durante catorce meses y se disolvió. Luego se le entregó toda la autoridad a Iraq. Y durante el período en el que tuvo a su cargo el gobierno, “porque no era una agencia del gobierno de EE.UU., porque no era realmente una entidad de la ONU, nadie fue realmente responsable por lo que sucedió con ese dinero. Y, de hecho, parte de la litigación que ha tenido lugar en este país, lo relacionado con denunciantes, ha fracasado básicamente hasta ahora, porque no se trata de una mala conducta dentro de una agencia normal del gobierno de EE.UU.”.
Para poder comprender los “errores” cometidos dicen: “Y lo otro es que el Pentágono estableció una auditoria para que se pudiera rastrear el dinero, para asegurar que se gastaría correctamente. ¿Y quién recibe el contrato de auditoria, NorthStar Consultants, que trabaja desde una casa de un millón de dólares en La Jolla, California, con un apartado de correos en Nassau, Bahamas, que por casualidad es el apartado de correos establecido para una estafa con acciones por 200 millones de dólares unos pocos años antes. Y la compañía fue realmente para controlar el dinero, para garantizar que fuera bien gastado. Fue creada por un hombre de las Bahamas. Pero el tipo de Bahamas que la estableció también había establecido, y participado en, compañías vinculadas a la estafa de 200 millones. Y a este grupo el Pentágono lo puso a cargo de ver adónde iba el dinero, lo que significa una de dos cosas: el Pentágono no quería que se supiera adónde iba el dinero, o quería que fuera a un cierto sitio del que nadie sabe nada”.
Podemos legar a la conclusión que en materia de corrupción tenemos mucho que aprender. Aquí podemos ver a simples aficionados que realizan estafas por unos pocos cientos de millones. El curso de postrado, para operaciones de miles de millones, se dicta en el Pentágono. Lo que no he podido averiguar hasta ahora cuáles son las exigencias y requisitos para ingresar en esa carrera. Pero a no desanimarse, en cuanto lo sepa lo publico.

jueves, 13 de septiembre de 2007

El IPC, los bancos y los medios

He leído en Página 12 del 2-9-07, en su suplemento Cash, una nota de Alfredo Zaiat que me sorprendió. Ya su título anticipa algo que incita a la lectura: Doble Moral. Es probable que mi poca inclinación por la economía y las finanzas sean la causa de mi sorpresa y que lo que leí no sea algo tan extraño. Paso a comentarlo suponiendo que no son muchos los que leen tal suplemento. Todo parte del “escándalo” que provocó la burda intromisión del Sr. Moreno en el INDEC, con el aparente objeto de alterar el índice IPC. Todos hemos leído la ola de indignación que se levantó y no hubo medio que no se hiciera eco de ella. Los más “serios” periodistas le han dedicado largos comentarios al hecho con las consabidas “indignaciones”. Algunos de los economistas del grupo Fénix, que me merecen mucho más respeto, tomaron el tema desde otra óptica señalando que hace más de dos décadas que el IPC ofrece distorsiones que debieron ser corregidas hace tiempo. Sin embargo, no dejaron de decir que los métodos del Secretario de Comercio son bastante primitivos.
También comentaron que no debe ser separado de este tema cómo incide el índice IPC en el ajuste de los bonos que en cantidades enormes atesoran los bancos privados y financieras (locales y de los otros). Esa pérdida de utilidades es cuantificada, según la nota, en unos 1.300 millones de pesos. Lo que dará lugar a una demanda de esos tenedores al Estado para resarcirse de las pérdidas. Hasta acá todo se desenvuelve en la tónica habitual de los grandes medios. Empieza la segunda parte.
La turbulencia financiera que se generó por la probabilidad del estallido de una de las tantas burbujas de Wall Street, que se inflan más allá de la tolerancia que tienen sus resistencias, tuvo un efecto desvastador sobre los valores de mercado de los títulos públicos. Y acá viene la otra cara de la historia. Un informe de la consultora Qualitas estimó las pérdidas en 5.275 millones de pesos, es decir cuatro veces superior a la pérdida tan publicitada en la que entra la “culpa” del IPC. Para compensar esta última pérdida, y tal vez también la otra, la autoridad monetaria modificó las reglas del “mecanismo de valuación de esos activos, para salvar a los bancos de ese fabuloso quebranto”, puesto que les permitió a los bancos “contabilizar los bonos a su valor técnico y no a su valor real”.
He aquí la sorpresa (¿sorpresa?). Los medios, tan rigurosos en sus comentarios sobre las “imprudencias” del “cowboy” de la Secretaría de Comercio, no hicieron comentarios (excepto Página 12) sobre tamaña desmesura y la irregularidad que tal alteración de las reglas implica. Seguro que algún desconfiado estará pensando que se debe a que estas medidas fueron, esta vez, a favor de los tenedores de bonos. El autor de la nota nos informa que hay en poder de los bancos, sólo de los Lebac y Nobac, más de 60 mil millones de pesos que se actualizan por el CER. El que tenga una pequeña calculadora a mano haga cuentas.
Es notable como ilumina nuestro entendimiento comprender los criterios que utilizan los medios para seleccionar de cuáles temas se van a ocupar. ¿Habrá en ello alguna incidencia de los intereses compartidos?

martes, 4 de septiembre de 2007

El FMI y los naufragios

En una nota reciente publicada en Red Voltaire.net, que lleva por título Brasil vs. Banco del Sur, cuyo autor es el economista peruano Oscar Ugarteche, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd), incursiona en algunos temas que deben ser mantenidos en la primera plana de la conciencia de los pueblos. Claro está que esa no es tarea que se pueda esperar hagan los grandes medios de (in)comunicación. Lo que lo lleva a escribir es la cantidad de idas y vueltas que va mostrando la creación del Banco del Sur. No es novedad que en esto, como en cuanto tema que roce los intereses financieros de los centros de poder, el debate sobre las formas jurídicas y administrativas que se deben adoptar aparecen enmarañadas en una serie de cuestiones, aparentemente técnicas. Éstas van empujando los términos de dicho debate hacia un laberinto dentro del cual se hace muy difícil encontrar la salida.
Y no faltan en esta discusión las opiniones de personalidades relacionadas, dependientes, financiadas, sostenidas, o como se desee llamar a los economistas, financistas, académicos en general, que están ligados a las entidades internacionales en la materia. Muchas veces, a través de una telaraña no fácil de detectar a simple vista. Pero, no debemos desesperar. Siempre aparece alguien, que con esa mezcla extraña hoy de honestidad intelectual y compromiso con los intereses de los pueblos, hace oír su voz y despeja la neblina que se esparce sobre la información pública. El autor de la nota que comento está dentro de esa categoría, y acompaña su pensamiento con títulos académicos y publicaciones en las que va dejando su posición. Sólo quiero citar dos pequeños párrafos, por lo agudo y preciso de su formulación:
“… el FMI, ya sabemos, primero deja que se ahogue el pasajero mientras estudia las condiciones con las que lo irá a rescatar y luego recoge el cadáver de la orilla, normalmente echándole la culpa de haberse ahogado”.
La analogía es estremecedora pero, no por ello, menos impactante y clarificadora. Ante tanto parloteo, que se sigue oyendo en todos los medios sobre la necesidad de mantener buenas relaciones con la benemérita entidad de crédito, estas palabras obligan a pensar. Con escuchar atentamente a personeros como los señores Morales Solá, M. Grondona, etc. se podrá tener una clara idea de lo afirmado. Para que no queden dudas de las palabras anteriores nuestro autor vuelve a la carga:
“Una lección aprendida en el siglo XX es que los gobiernos republicanos tienen un manejo poco responsable de la economía y que le cargan al resto del mundo sus problemas económicos de forma que los pobres del Tercer Mundo terminamos pagando por el gasto de los ricos estadounidenses cuando estos pagan progresivamente menos impuestos y su gobierno hace una guerra. Esto es verdad desde Coolidge, Harding .y Hoover pasando por Nixon, Reagan y ahora Bush Jr.”.
Entonces ¿quién presta a quién? ¿quién paga por quién? Debemos empezar a decidir sobre estas cosas porque debemos entender, parafraseando la advertencia de W. Churchil que: “La economía es una cosa demasiado seria para dejarla en manos de los economistas”.