jueves, 29 de abril de 2010

El capitalismo en crisis XIV

Hemos estado recorriendo una serie de aspectos y dimensiones de la sociedad capitalista que, en su devenir, han desembocado en esta crisis que estamos transitando. Esta crisis, o estas crisis según cómo se la encare, puede ser una más de carácter circunstancial como sostienen algunos, puede ser de carácter estructural como advierten otros, pero me parece claro que nada volverá a ser como antes, para bien o para mal de muchos. Se impone entonces dar un paso necesario, aunque cargado de dificultades como es comprender los conceptos básicos que definen su funcionamiento. Intentémoslo.
Habíamos llegado a plantear la diferencia entre precio y valor, conceptos diferentes que refieren dos momentos de la colocación en el mercado de un bien producido. Tratemos de entender un poco más: el aumento del valor se produce y se manifiesta en un crecimiento de la riqueza, cuando esto sucede se engendra un crecimiento de la riqueza en general. Producir más debe entenderse, en lo esencial, como una incorporación de cierta cantidad de trabajo puesto sobre toda la cadena que va desde la extracción de las materias primas hasta la terminación de un determinado bien colocado en el mercado. Dicho de otro modo, el proceso de la producción de bienes en general en el cual se va dando la acumulación de valor a lo largo de toda la cadena productiva, desde los primeros pasos de la extracción de la materia prima hasta el acabado final ofrecido para la venta. En toda esa cadena el agregado de horas de trabajo (de todo tipo) es el generador del valor que contiene ese bien producido.
El dinero es el instrumento que permite la comercialización de todos los bienes, media (oficia como puente) entre la venta de una mercancía y la compra de otra, es sólo un medio abstracto, un representante simbólico del valor. Un productor vende una silla, recibe dinero con el que puede reponer las materias primas más una utilidad para sus necesidades personales y el desarrollo de sus actividades. Indudablemente, en la sociedad industrial capitalista este esquema simplísimo se complejiza tanto que empaña el concepto básico que está detrás sosteniendo la totalidad del mecanismo, pero no deja de ser la matriz del proceso. Después de siglos de debate acerca de quién creaba la riqueza se formuló en el siglo XVIII, gracias a Adam Smith, una teoría que logró una explicación. Dice el profesor Valobog:
“Se creó la teoría del valor – trabajo, según la cual, la única fuente y única medida de la riqueza es el trabajo productivo, es decir el trabajo creador de mercancías y servicios. “Si es que el rico, -aseguraba Adam Smith - contrata trabajadores productivos, él enriquecerá, pero si ocupa a funcionarios , se empobrecerá”. El alfa y omega de los neoclásicos es otra concepción: de que todas las formas de trabajo son productivas, mientras más ganancia traiga una u otra forma de trabajo, será más productivo. Los financistas, especuladores y estafadores, no solamente se legitimaron, sino que además adquirieron status de “élite de la nación”, en tanto en cuanto, sus ingresos superaban en decenas y a veces en miles de veces a los reales sectores de la economía. Todo esto abrió posibilidades de aumentos artificiales del PBI. Las formas actuales de su perfeccionamiento, así como de los fraudes financieros y maquinaciones, son insuperables, en resumen, ocultar 100 simulacros, fue algo fácil, y habrá más”.
Volvamos entonces a la burbuja. El aumento de la cantidad de dinero circulante crea la ilusión de un aumento de riqueza pero es sólo una ficción, ésta hace parecer que el dinero por sí mismo puede generar más dinero. Cuando la ficción queda al descubierto la burbuja demuestra lo que en realidad es: una pompa de jabón. Algo similar ocurre con el valor de una acción de cualquier empresa: varía su cotización según las expectativas de la utilidad real, del aumento de valor creado, que se pueda obtener por el incremento del valor de la empresa, es decir por su capacidad de generar riquezas, de la cual la acción es una cuota-parte. Esto hace que quien compra a un precio determinado espera poder vender, por el aumento de la riqueza producida, a un precio mayor, dentro del funcionamiento normal. Cuando por diversos factores no siempre claros, mediante maniobras especulativas, esa acción despierta expectativas de ganancias importantes, cotiza a un precio cada vez más alto. La suba atrae a otros inversores que con su demanda suben más la cotización. En algún momento se toma conciencia de que la relación entre el valor de la empresa, las utilidades que produjo y el precio que se está pagando en el mercado es desproporcionado. Allí alguien comienza a vender.
Si esto se convierte en un efecto cascada porque muchos inversores venden ante el temor de pérdidas mayores la acción se precipita en caída libre. El valor de la acción no es tan alto como su precio mostraba, pero después en la caída, muchas veces, no es tan bajo como su precio dice. Por eso la burbuja del precio estalla, porque no expresa el valor real de la cuota-parte. Espero que se haya entendido la diferencia entre precio y valor . El ciudadano de a pie dice que algo “está muy caro” cuando percibe que el precio está por encima de su valor, entonces valor y precio no son términos idénticos, como pretende el neoliberalismo, que ha desechado el concepto valor y se concentra para el análisis económico sólo en el precio de mercado. Dice el profesor: «En el mundo actual, nuevos y complejos procesos ocurren, pero comprenderlos no les es posibles, en esencia, a los políticos occidentales y sus científicos. Ellos están muy confundidos y limitados. Por eso tienen un límite los sueños de los activistas honestos: un capitalismo ampliado. Ellos no ven los defectos del sistema que ha llevado al mundo a su fracaso, liberarse de él, sin cambiar el paradigma económico-social prácticamente es imposible».

domingo, 25 de abril de 2010

El capitalismo en crisis XIII

Estas crisis sucesivas tienen una cara oculta, mucho más grave, que los especialistas por regla general evitan estudiar. Sin embargo, para quien sigue con cierta atención la información que circula por los medios alternativos el tema no le es desconocido. Se puede entender, sin gran esfuerzo, que la prensa concentrada no toque el tema puesto que sus dueños son parte de ese negocio. Me estoy refiriendo a la circulación de dinero proveniente de diferentes fuentes corruptas. La venta ilegal de armas, el narcotráfico, el dinero en negro de los negocios internacionales, forman una masa de dinero de dimensiones sorprendente. El Dr. Guilhem Fabre, Profesor de la facultad de Asuntos Internacionales de la Universidad de Le Havre, Francia, sostenía en el año 2000 el resultado de sus investigaciones:
“El análisis de los casos de México, Rusia, Tailandia y Japón, pone en evidencia cómo la extraterritorialidad jurídica de que gozan los paraísos fiscales, al combinarse el libre flujo internacional de capitales con la demanda de blanqueos, contribuyó a desatar las crisis financieras. La reiteración de casos de malversación de créditos internacionales, como los registrados en Rusia y en Indonesia, obliga a interrogarse sobre las vinculaciones entre las crisis financieras y el blanqueo de dinero, en momentos en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la masa de dinero sucio alcanza entre 590 mil millones y 1,5 billones de dólares. El sistema financiero internacional -que se globalizó en la posguerra fría- descansa sobre dos postulados que se anulan mutuamente. El primero consiste en suponer que la liberalización de los flujos de capitales optimizará la asignación de los recursos a nivel mundial. El segundo postulado consideraba como proporcionada la infraestructura jurídica y jurisprudencial que había permitido organizar la liberalización de flujos financieros entre América del Norte, Europa y Japón. La coexistencia entre una total libertad de circulación de capitales y el mantenimiento de los sistemas de supervisión nacional, sumada a la presencia de sitios off-shore, generaban un espacio inédito donde prosperarían todas las delincuencias transnacionales. Así es como la extraterritorialidad jurídica que gozan la mayoría de esos lugares cumplió un papel no despreciable en las crisis financieras de estos últimos años. El caso de Rusia demuestra hasta qué punto la fuga de capitales; los desvíos de fondos; las ganancias de la extorsión, del saqueo del Estado, de la corrupción y del crimen organizado, pueden reinvertirse en el financiamiento exterior especulativo de una deuda pública que ellos mismos contribuyeron ampliamente a generar. La tendencia predadora, cleptocrática y finalmente mafiosa, que se ha traducido en una importante demanda de blanqueo en el mercado internacional de títulos -incluido el de los bonos del Tesoro ruso- es directamente responsable de la crisis financiera de 1998”.
Podríamos preguntarnos cómo es que puede suceder todo esto en las tan publicitadas democracias que funcionan dentro de un régimen republicano, en las que el funcionamiento de la justicia en la vigilancia del cumplimiento de la ley se hace notar. Se cruzan por mi memoria dos conocidas frases del famoso escritor alemán Bertolt Brecht (1898-1956). En La ópera de perra gorda aparece esta frase: «¡Qué es asaltar un banco en comparación con fundar un banco!» refiriéndose a cual es mayor delito. Y en otra oportunidad sostuvo: «Hay jueces que son verdaderamente incorruptibles, nadie puede lograr que hagan justicia». En esta ironía se pueden empezar a comprender hasta donde llega la corrupción, por acción o por omisión, dentro de la cual funcionan las reglas del sistema capitalista.

miércoles, 21 de abril de 2010

El capitalismo en crisis XII

En un trabajo que publiqué en la página www.ricardovicentelopez.com hace bastante tiempo atrás que llevaba por título “Las brujas no existen pero…” hice una investigación sobre el poder oculto internacional, lugar donde se toman las más importantes decisiones estratégicas que rigen el mundo desde la posguerra. Viene a cuento este trabajo porque la periodista de investigación Magda Bandera (ya citada en ese trabajo) nos informa que en «La localidad barcelonesa de Sitges se prepara para acoger a los miembros del selecto Club Bilderberg entre el 3 y el 6 de junio. La noticia ha provocado la reacción de grupos antiglobalización que se oponen a los encuentros por entender que este foro privado toma decisiones que determinan de forma no transparente la política y la economía internacionales».
En el trabajo mencionado, un tanto extenso por la cantidad de información que es necesaria poner sobre la mesa para comprender la gravedad de lo que se está tratando, aparece un capítulo en el que se narra la historia del Club Bilderberg. Este Club fue fundado por el príncipe de Holanda, Bernardo de Lippe-Biesterfeld (1911-2004) en 1954 con el fin de «fortalecer la unidad atlántica, frenar el expansionismo soviético y fomentar la cooperación y el desarrollo económico de los países del área occidental». Esta manifestación deja en claro cual era el objetivo de tan bienintencionado príncipe: preservar el capitalismo ante la presencia inquietante de un país poderoso que con su sola presencia cuestionaba el orden establecido, aunque sus modos dejaran mucho que desear.
Nos recuerda esta periodista que «El club está formado por un centenar de los más influyentes políticos, banqueros y empresarios del mundo». La sigilosidad con la que se preparan y desarrollan estos encuentros de debe a la decisión de que no sean del manejo de la información pública. El disponer de esta noticia de parte de esta periodista no habla de su capacidad investigativa solamente, no porque no la tenga, sino de la complicidad de las agencias internacionales que ocultan este tipo de información. Es, entonces, su voluntad de hacer trascender este tipo de noticias lo que califica su tarea. «Por el momento, el alcalde de la población, Jordi Baijet, afirma que "oficialmente" no ha recibido "ninguna notificación" sobre la celebración del encuentro. Sin embargo, el periodista Jim Tucker, uno de los principales expertos en el club, asegura que el lugar escogido para albergar a los participantes de esta edición es el hotel Dolce, un establecimiento de cinco estrellas que no dispone de ninguna habitación libre entre los próximos días 2 y 6 de junio. Al ser interrogados sobre esta coincidencia, un portavoz del hotel responde que no puede confirmar si ha sido reservado en exclusiva por el club. A pesar de encontrarse en una población muy turística, el hotel, cuyas habitaciones cuestan entre 125 y 1.100 euros, permite a sus huéspedes cierto aislamiento».
Este hotel, como todos los elegidos para este nivel de encuentros, a lo largo de más de medio siglo, «Está situado a las afueras de la ciudad, frente al mar y junto a un campo de golf. Precisamente, algunas de las pocas imágenes de los bilderbergers, como son conocidos los participantes en el encuentro, son recogidas mientras juegan al golf, ya que suelen entrar en los hoteles en limusinas o coches con cristales polarizados».
La importancia de este tipo de encuentros la pone de manifiesto una revista semanal británica, especializada en política, relaciones internacionales y negocios, dirigida a una audiencia mundial como lo es The Economist, de lectura obligatoria en los círculos de poder. Hace aproximadamente una década escribió: «Cuando alguien hace escala en Bilderberg, ya llegó», lo que es toda una confesión acerca de la importancia fundamental de participar, siempre que se sea invitado, a un encuentro de tan alto nivel.
Esta afirmación, que aparece en una publicación de primer nivel internacional, da cuenta de la capacidad de los miembros de este Club «para marcar la agenda internacional y promocionar a políticos y directivos». Entre otros muchos, «Bill Clinton, Tony Blair y Barack Obama fueron convocados a la cumbre poco antes de presidir sus países. El actual gobernante de Estados Unidos lo hizo en 2008, cuando la cumbre se celebró en el estado de Virginia (EEUU), recuerda el economista Arcadi Oliveres. Lo mismo ha ocurrido con varios secretarios generales de la OTAN».
El periodismo tiene vedado acceder a sus encuentros, y a toda información de los temas allí tratados, salvo alguna escueta información que algún vocero se digne a conceder. Es allí donde se encuentran los poderosos del mundo y es entonces donde se la aclara a los futuros políticos gobernantes cuales son las necesidades a las que deben responder.

domingo, 18 de abril de 2010

El capitalismo en crisis XI

El profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Noam Chomsky comparte la visión general del panorama descrito en la nota anterior, y agrega esta síntesis sobre el comienzo del problema actual:
“La crisis financiera surgió de lo que fue un raro ejemplo de experimento en libre mercado en los 70. En las economías de EE.UU. y de otros países creció enormemente el papel de las instituciones financieras y declinó el rol del sector productivo. Y en el sector financiero prácticamente se eliminó toda regulación, aunque esto puede llevarnos a engaño. Las grandes instituciones financieras, los bancos como Citigroup, tienen un seguro estatal, llamado "demasiado grande para permitir que colapse". O sea que si están en problemas el sector público los rescata como sucedió ahora. Pero de forma inusual para los países ricos en ese momento siguieron las leyes del mercado y había un mito detrás de esto, el mito de la eficiencia de los mercados y de que todo estará bien si el Estado no interviene. Esto no tenía base ni teórica ni empírica y ahora esta teoría ha colapsado totalmente en forma vergonzosa”.
Después de la experiencia de la quiebra de la bolsa de Wall Street en 1929, fue necesario poner algunos límites a la actividad bursátil y financiera para impedir las locas especulaciones que habían terminado dramáticamente. El papel del estado en el control del mercado, con todas sus variantes, se fue acentuando a lo largo de las décadas siguientes. Las organizaciones sindicales en el primer mundo se fueron fortaleciendo y la distribución de riquezas entre el capital y el trabajo llegó así a construir un mundo que se lo conoció como el Estado de bienestar . Se había dejado atrás la doctrina del liberalismo económico que, como vimos, leía mal a Adam Smith. El profesor Chomsky nos aclara:
“Y en cuanto al poder estatal Adam Smith tenía algo que decir. Hablaba de Inglaterra y por supuesto que el siglo XVIII no es lo mismo que la actualidad, pero algunos principios están vigentes. Smith dijo que en Inglaterra, lo que él llamó los principales arquitectos de las políticas estatales son los mercaderes y los fabricantes y ellos se aseguran de que sus propios intereses sean satisfechos sin importar cuán serias puedan ser las consecuencias para otros, incluyendo los propios habitantes de Inglaterra. Bueno, ése es uno de los principios que siguen vigentes, por lo que en materia de poder estatal no debe ignorarse y tomar precauciones, también en los llamados países centrales. Ahora no se tratará de mercaderes y fabricantes, sino de bancos, instituciones financieras y mega-corporaciones, pero el principio que los rige es el mismo”.
La defensa de los intereses de los grandes capitalistas lanzados a una carrera loca por las ganancias terminó en la quiebra de la bolsa y la depresión de la década de los treinta. Esa fue una dura enseñanza que aprendieron el presidente estadounidense Franklin Roosvelt (1982-1945) y sus contemporáneos: «no se puede dejar libre al zorro dentro del gallinero». La consecuencia de tanta regulación (que no era tanta, pero impedía mayores utilidades) limitaba una mayor captación de utilidades por los grandes capitalistas. Éstos comenzaron a presionar a través de los republicanos por un sistema de mayor libertad de mercado. Por eso dice Chomsky «fue un raro ejemplo de experimento en libre mercado en los 70» en el cual «en el sector financiero prácticamente se eliminó toda regulación». Allí comenzó un largo camino que desembocó en los noventa con sus crisis sucesivas. Lo que muchos parecen no saber, es que la crisis inmobiliaria (2008-09) comenzó en los setenta, como afirma Chomsky, con la crisis del petróleo (1973) y los petrodólares, y que lleva años incubándose. Que este final tuvo varios llamados de atención previos a partir de la década de los noventa que se manifestaron en México (1994-5), la crisis asiática (1995-97), la crisis rusa (1998), la crisis brasileña (1998-99), la crisis turca (2001), la crisis argentina (2001-02), la crisis de las empresas punto.com (2003). Este final, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, que se parece a los dolores de pecho antes del infarto masivo, fue el resultado de ignorar esos avisos.
Alberto R. Bonnet, profesor de la Universidad de Buenos Aires, comenta:
“El mercado financiero desnuda así la potencia y la fragilidad de la globalización, debido al vínculo existente entre su hipertrofia y la crisis mundial. En este sentido la financiarización del capital es al mismo tiempo una fuga hacia adelante del capital en crisis -una apuesta a la explotación futura del trabajo- y una respuesta del capital a su crisis -una ofensiva de disciplinamiento que apunta a sentar las condiciones de posibilidad para esa explotación futura. Como sucede a escala nacional con los procesos de desinversión, a escala mundial sigue siendo la potestad de los capitalistas sobre las decisiones de inversión su arma última en la lucha de clases. Y la extrema movilidad del capital en su forma de capital dinerario otorga a la inversión especulativa, en este sentido, el carácter de arma privilegiada”.

jueves, 15 de abril de 2010

El capitalismo en crisis X

Vamos a dar un paso más en este camino, en el cual los investigadores más serios nos han ido mostrando aspectos del juego interno del capitalismo especulativo que pasan desapercibidos para el tan mencionado ciudadano de a pie. Si bien adentrarse en esta problemática no es sencillo y puede resultar un tanto tediosa, yo pido al lector un poco de paciencia porque nos falta ver algunas cosas más. El afamado Doctor en Ciencias Económicas, Dimitri Vasilievich Valobog, titular de la cátedra de Teoría Económica, en la Academia del Trabajo y de Relaciones Sociales, estudió las últimas décadas del capitalismo especulativo y llega a la siguiente conclusión respecto a la relación entre el valor de los bienes que se comercializan respecto del precio con que se los evalúa. Debo aclarar, y entender esto es fundamental en este tema, que precio es la expresión en dinero del valor, ambos vocablos no son exactamente equivalentes. De allí que el valor de los bienes que las empresas y los Estados que exhiben no concuerdan con su expresión en moneda, esto se llama inflación, por ello dice el profesor «inventaron el término: “riqueza ilusa”»:
La actual riqueza de USA, alcanza a 800 trillones de dólares, ¡supuestos 800 trillones! Porque la real riqueza de USA, el “capital real” alcanza sólo a 40-45 trillones, es decir el 6%; todo lo demás es “riqueza ilusa”. Ante lo cual hay que tener en cuenta que la deuda estatal de USA superó los 11 trillones de dólares y la deuda de las corporaciones y bancos de EE.UU. a todo el mundo supera los 40 trillones. Una clara y brillante caracterización de EE.UU. la dio el conocido periodista Paul Toynbee en el periódico The Guardián: «descubrimos que Ciudad Esmeralda no es sino un espejismo, gobernada por un mago- un hombre chiquito, que no sabe controlar sus propios trucos». La América de hoy, recuerda a un terrible dinosaurio mecánico que tropieza con todo alrededor, aumentado a medidas gigantes el juguete artesanal, peligroso, pero, vacío por dentro, sólo es un Superman que se multiplica en su poder, pero, inútil para cualquier cosa buena. La vacía superpotencia se presentó ante nosotros sin peluca, como el rey desnudo.
Debemos detenernos a pensar sobre las tan mentadas burbujas para entrar al tema por una puerta actual. Pero antes quiero dar un ejemplo sencillo respecto al concepto inflación que está estrechamente relacionado. Vamos a aclarar la relación entre precio y valor: si un kilogramo de pan cuesta (vale) $10.- y aumenta el precio, por diversas razones, a $12.- el valor del pan no ha variado, lo que cambia es la cantidad de dinero que piden por él, lo que cuesta ahora. El problema que se presenta es qué es el valor o qué da valor a una mercancía, que después veremos. Ahora se presenta esta pregunta: ¿Qué es una burbuja? Es una esfera que se va inflando de aire hasta que sus paredes no lo pueden contener más y estalla. Con esta metáfora, burbuja financiera, los financistas intentan explicar lo que sucede en los famosos mercados cuando «el movimiento comienza a dar vueltas en un círculo vicioso». Se define por una fuerte alza de la bolsa, mientras que ésta se mantenga en ese mercado, el recurrir al dinero que se pone a su disposición por nuevas fuentes, dispuestas a aprovecharse de esa rentabilidad hace que lo que se ofrece siga aumentando. «La burbuja estalla cuando las fuentes de dinero no son suficientes para sostener una compra sostenida y provoca una suba de las ofertas». Esa información puede iniciar una corrida a la que se le puede aplicar el viejo refrán: «nada hay más cobarde que el dinero». Cuando la liquidez de moneda es muy abundante y su costo, el interés que se paga por el dinero, es bajo aumenta la demanda lo que se revierte en un aumento de los precios.

domingo, 11 de abril de 2010

El capitalismo en crisis IX

Estas crisis sucesivas tienen una cara oculta, mucho más grave, que los especialistas por regla general evitan estudiar. Sin embargo, para quien sigue con cierta atención la información que circula por los medios alternativos el tema no le es desconocido. Se puede entender, sin gran esfuerzo, que la prensa concentrada no toque el tema puesto que sus dueños son parte de ese negocio. Me estoy refiriendo a la circulación de dinero proveniente de diferentes fuentes corruptas. La venta ilegal de armas, el narcotráfico, el dinero en negro de los negocios internacionales, forman una masa de dinero de dimensiones sorprendente. El Dr. Guilhem Fabre, Profesor de la facultad de Asuntos Internacionales de la Universidad de Le Havre, Francia, sostenía en el año 2000 el resultado de sus investigaciones:
“El análisis de los casos de México, Rusia, Tailandia y Japón, pone en evidencia cómo la extraterritorialidad jurídica de que gozan los paraísos fiscales, al combinarse el libre flujo internacional de capitales con la demanda de blanqueos, contribuyó a desatar las crisis financieras. La reiteración de casos de malversación de créditos internacionales, como los registrados en Rusia y en Indonesia, obliga a interrogarse sobre las vinculaciones entre las crisis financieras y el blanqueo de dinero, en momentos en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la masa de dinero sucio alcanza entre 590 mil millones y 1,5 billones de dólares. El sistema financiero internacional -que se globalizó en la posguerra fría- descansa sobre dos postulados que se anulan mutuamente. El primero consiste en suponer que la liberalización de los flujos de capitales optimizará la asignación de los recursos a nivel mundial. El segundo postulado consideraba como proporcionada la infraestructura jurídica y jurisprudencial que había permitido organizar la liberalización de flujos financieros entre América del Norte, Europa y Japón. La coexistencia entre una total libertad de circulación de capitales y el mantenimiento de los sistemas de supervisión nacional, sumada a la presencia de sitios off-shore, generaban un espacio inédito donde prosperarían todas las delincuencias transnacionales. Así es como la extraterritorialidad jurídica que gozan la mayoría de esos lugares cumplió un papel no despreciable en las crisis financieras de estos últimos años. El caso de Rusia demuestra hasta qué punto la fuga de capitales; los desvíos de fondos; las ganancias de la extorsión, del saqueo del Estado, de la corrupción y del crimen organizado, pueden reinvertirse en el financiamiento exterior especulativo de una deuda pública que ellos mismos contribuyeron ampliamente a generar. La tendencia predadora, cleptocrática y finalmente mafiosa, que se ha traducido en una importante demanda de blanqueo en el mercado internacional de títulos -incluido el de los bonos del Tesoro ruso- es directamente responsable de la crisis financiera de 1998”.
Podríamos preguntarnos cómo es que puede suceder todo esto en las tan publicitadas democracias que funcionan dentro de un régimen republicano, en las que el funcionamiento de la justicia en la vigilancia del cumplimiento de la ley se hace notar. Se cruzan por mi memoria dos conocidas frases del famoso escritor alemán Bertolt Brecht (1898-1956). En La ópera de perra gorda aparece esta frase: «¡Qué es asaltar un banco en comparación con fundar un banco!» refiriéndose a cual es mayor delito. Y en otra oportunidad sostuvo: «Hay jueces que son verdaderamente incorruptibles, nadie puede lograr que hagan justicia». En esta ironía se pueden empezar a comprender hasta donde llega la corrupción, por acción o por omisión, dentro de la cual funcionan las reglas del sistema capitalista.

miércoles, 7 de abril de 2010

El capitalismo en crisis VIII

El profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Noam Chomsky comparte la visión general de este panorama que venido mostrando, y agrega esta síntesis que aclara el comienzo del problema actual:
“La crisis financiera surgió de lo que fue un raro ejemplo de experimento en libre mercado en los 70. En las economías de EE.UU. y de otros países creció enormemente el papel de las instituciones financieras y declinó el rol del sector productivo. Y en el sector financiero prácticamente se eliminó toda regulación, aunque esto puede llevarnos a engaño. Las grandes instituciones financieras, los bancos como Citigroup, tienen un seguro estatal, llamado "demasiado grande para permitir que colapse". O sea que si están en problemas el sector público los rescata como sucedió ahora. Pero de forma inusual para los países ricos en ese momento siguieron las leyes del mercado y había un mito detrás de esto, el mito de la eficiencia de los mercados y de que todo estará bien si el Estado no interviene. Esto no tenía base ni teórica ni empírica y ahora esta teoría ha colapsado totalmente en forma vergonzosa”.
Después de la experiencia de la quiebra de la bolsa de Wall Street en 1929, fue necesario poner algunos límites a la actividad bursátil y financiera para impedir las locas especulaciones que habían terminado dramáticamente. El papel del estado en el control del mercado, con todas sus variantes, se fue acentuando a lo largo de las décadas siguientes. Las organizaciones sindicales en el primer mundo se fueron fortaleciendo y la distribución de riquezas entre el capital y el trabajo llegó así a construir un mundo que se lo conoció como el Estado de bienestar. Se había dejado atrás la doctrina del liberalismo económico que, como vimos, leía mal a Adam Smith. El profesor Chomsky nos aclara:
“Y en cuanto al poder estatal Adam Smith tenía algo que decir. Hablaba de Inglaterra y por supuesto que el siglo XVIII no es lo mismo que la actualidad, pero algunos principios están vigentes. Smith dijo que en Inglaterra, lo que él llamó los principales arquitectos de las políticas estatales son los mercaderes y los fabricantes y ellos se aseguran de que sus propios intereses sean satisfechos sin importar cuán serias puedan ser las consecuencias para otros, incluyendo los propios habitantes de Inglaterra. Bueno, ése es uno de los principios que siguen vigentes, por lo que en materia de poder estatal no debe ignorarse y tomar precauciones, también en los llamados países centrales. Ahora no se tratará de mercaderes y fabricantes, sino de bancos, instituciones financieras y mega-corporaciones, pero el principio que los rige es el mismo”.
La defensa de los intereses de los grandes capitalistas lanzados a una carrera loca por las ganancias terminó en la quiebra de la bolsa y la depresión de la década de los treinta. Esa fue una dura enseñanza que aprendieron el presidente estadounidense Franklin Roosvelt (1982-1945) y sus contemporáneos: «no se puede dejar libre al zorro dentro del gallinero». La consecuencia de tanta regulación (que no era tanta, pero impedía mayores utilidades) limitaba una mayor captación de utilidades por los grandes capitalistas. Éstos comenzaron a presionar a través de los republicanos por un sistema de mayor libertad de mercado. Por eso dice Chomsky «fue un raro ejemplo de experimento en libre mercado en los 70» en el cual «en el sector financiero prácticamente se eliminó toda regulación». Allí comenzó un largo camino que desembocó en los noventa con sus crisis sucesivas. Lo que muchos parecen no saber, es que la crisis inmobiliaria (2008-09) comenzó en los setenta, como afirma Chomsky, con la crisis del petróleo (1973) y los petrodólares, y que lleva años incubándose. Que este final tuvo varios llamados de atención previos a partir de la década de los noventa que se manifestaron en México (1994-5), la crisis asiática (1995-97), la crisis rusa (1998), la crisis brasileña (1998-99), la crisis turca (2001), la crisis argentina (2001-02), la crisis de las empresas punto.com (2003). Este final, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, que se parece a los dolores de pecho antes del infarto masivo, fue el resultado de ignorar esos avisos.
Alberto R. Bonnet, profesor de la Universidad de Buenos Aires, comenta:
“El mercado financiero desnuda así la potencia y la fragilidad de la globalización, debido al vínculo existente entre su hipertrofia y la crisis mundial. En este sentido la financiarización del capital es al mismo tiempo una fuga hacia adelante del capital en crisis -una apuesta a la explotación futura del trabajo- y una respuesta del capital a su crisis -una ofensiva de disciplinamiento que apunta a sentar las condiciones de posibilidad para esa explotación futura. Como sucede a escala nacional con los procesos de desinversión, a escala mundial sigue siendo la potestad de los capitalistas sobre las decisiones de inversión su arma última en la lucha de clases. Y la extrema movilidad del capital en su forma de capital dinerario otorga a la inversión especulativa, en este sentido, el carácter de arma privilegiada”.

domingo, 4 de abril de 2010

El capitalismo en crisis VII

Para aumentar el problema, muchas de las sanciones que se les imponen a los individuos - no sólo la prisión, sino conductas sociales de mayor importancia como la vergüenza y la desaprobación de la comunidad - apenas tienen impacto o relevancia sobre las corporaciones. Esto también las coloca en un plano de excepción dentro de la vida democrática.
En los países subdesarrollados, que intentan por todos los medios a su alcance atraer inversiones extranjeras la historia es mucho peor. Las exigencias que imponen deterioran el nivel de vida de su población: salarios mínimos, condiciones laborales brutales, falta de respeto hacia el medio ambiente. Cuando aparece alguna intención de poner límites a tales conductas amenazan las compañías con irse, simplemente, a otra parte que no le impongan esas restricciones. Esto se conoce con el término, un tanto ambiguo, de deslocalizaciones (desplazamiento de la empresa hacia zonas más favorables). De estas amenazas no se salvan ni los Estados Unidos. Como en parte ya se ha ido dando con las grandes empresas multinacionales. El otro componente clave de la globalización corporativa es la institucionalización de sistemas de gobierno globales, sin ninguna responsabilidad ante nadie, que niegan a las democracias la opción de mejorar sus niveles de vida. Las reglas de la Organización Mundial del Comercio, así como una larga lista de tratados de inversión y comercio bilaterales y regionales, protección de patentes, están diseñadas básicamente para impedir a los países adoptar niveles de protección laboral, medioambiental o del consumidor que vayan más allá de lo que las corporaciones están dispuestas a aceptar.
El tema es de una gravedad extrema por las consecuencias que le imponen a todo el planeta, esto ha llevado a las Naciones Unidas a manifestarse del siguiente modo:
“El actual modelo de desarrollo y el correspondiente carácter de producción y consumo no son sostenibles para los ricos y no pueden ser repetidos por los pobres. La continuación por este camino puede llevar a nuestra civilización al colapso”. Eso se afirma en el documento de la Conferencia de la ONU sobre el medio ambiente y el crecimiento sostenible, la que contó con la participación de notables científicos y se realizó en Río de Janeiro en el año 1992”.
Dejando de lado el análisis del desarrollo del capitalismo del siglo XIX y mitad del XX, para no extenderme demasiado en estas notas, e ir directamente al panorama de las últimas décadas, voy a plantear el problema que puede reconocer como origen la década de los setenta. La posguerra abría un escenario en el cual las grandes potencias tenían que comenzar su reconstrucción, salvo los EEUU que no había sido víctima de destrucciones, los imperios debilitados dejaban paso a los procesos de descolonización en toda la periferia. Los sesenta y los setenta mostraban ya signos de recuperación del conflicto, los dos imperios (EEUU y URSS) dividían el mundo en lo que se denominó la guerra fría, sobre fines de esa última década dos gobiernos cayeron en manos del conservadurismo más retrógrado: Ronald Reagan (1911-2004) presidente de los EEUU y Margaret Thatcher primera ministra de Gran Bretaña. Comenzaba la etapa del neoliberalismo (el mismo viejo liberalismo pero ahora despojado de sus ideales libertarios) que se consolidaría en el documento firmado en 1989, ya citado, Consenso de Washington. El Profesor en Derecho y Economía de la Universidad Autónoma de México Dr. Alberto Anaya Gutiérrez afirma sobre la época:
“La contraofensiva capitalista adoptó la forma del modelo neoliberal y de la globalización comandada por él, que inicialmente se instrumentaron en los últimos años de la década de los setenta y los primeros años ochenta en los países capitalistas más industrializados, especialmente en Gran Bretaña bajo el gobierno de Margaret Thatcher y en Estados Unidos bajo el primer gobierno de Ronald Reagan. A partir de entonces y hasta nuestros días, el neoliberalismo y la globalización se extendieron por todo el mundo y se han mantenido como ejes rectores de la economía, la vida social, la política, las relaciones internacionales y la cultura en la mayoría de los países de todos los continentes”.