domingo, 1 de febrero de 2015

El negocio de las investigaciones medicinales II



El investigador Hinkes-Jones está mostrando que la mercantilización de la investigación científica, es decir convertir todo tipo de conocimiento científico que puede modificar, mejorar la posibilidad de sobrevivencia de la población en una mercancía más es un hecho comprobable. De modo tal que se comportará en el mercado de acuerdo a las reglas que imponen sus supuestas leyes –la oferta y la demanda−. Por tal razón, la posibilidad de su utilización por un paciente dependerá de los ingresos económicos de él. Leamos sus palabras:
Sin embargo, a pesar de la importancia del descubrimiento por su potencial para salvar vidas, el costo de las pruebas BRCA1 y BRCA2 resulta prohibitivo. Con 4.000 dólares por prueba, es cuatro veces más caro que una secuenciación genética completa. El hecho de que el precio de una evaluación que puede prevenir una enfermedad mortal sea tan desorbitado se debe única y exclusivamente a la voluntad de una empresa, Myriad Genetics.
La utilización de la palabra empresa para referirse Myriad Genetics debe entenderse como un subrayado con el cual denuncia que el único y fundamental propósito de ella es ganar todo el dinero posible, sin importar que muchos queden excluidos de su posible utilización por no estar en condiciones de comprarlo:
Aunque el Tribunal Supremo de EE UU acaba de denegar la pretensión de Myriad de patentar los genes BRCA1 y BRCA2, declarando que los genes humanos no son patentables, Myriad sigue ejerciendo su monopolio sobre la prueba de susceptibilidad al cáncer de mama.
Debemos enfrentarnos ahora con dos conceptos que para sorpresa de aquel ciudadano ingenuo, del que hablé antes, pueden no comprenderse: el Tribunal Supremo de los EEUU y una empresa comercial. Dice el supuesto compartido por todo ciudadano medianamente informado que lo que dice la ley debe cumplirse, mucho más aún si ella es el resultado de la instancia superior de ese país, país que tiene fama de lo riguroso que es ante cualquier tipo de incumplimiento. Ese mismo supuesto nos hace pensar que una empresa comercial es una persona jurídica que no puede sustraerse a ningún tipo de fallo judicial. Pues bien la empresa sigue actuando como si ese fallo no se hubiera producido. Nuestro investigador agrega:
Lo peor de esta política de precios de Myriad es que gran parte de los costos de desarrollo de las pruebas BRCA1 y BRCA2 ya han sido sufragados por el público. La investigación encaminada a identificar esos genes como desencadenantes de procesos cancerosos se financió con dinero público a través de la facultad de medicina de la Universidad de Utah. Myriad Genetics no es otra cosa que una empresa creada por científicos de la universidad con miras a apropiarse de la patente tras el descubrimiento de la prueba.
Este último paso de su investigación nos coloca ante una denuncia que debería ser un hecho inaceptable, algo impensable para el ámbito científico: el costo de toda la investigación ha sido financiado por el erario público, razón por la cual deberíamos suponer que no puede ser incluido dentro de los costos de producción del medicamento cuando éste se convierte en un bien comercial. ¿Cómo es posible que esto se haya hecho?:
Esto es posible al amparo de la ley Bayh-Dole. En 1980, cuando fue promulgada, esta ley pretendía impulsar la innovación en la investigación académica. Dando vía libre a las universidades a la explotación de sus descubrimientos científicos, el sistema universitario podría así recaudar más dinero para financiarse. Para remunerar su trabajo, los centros académicos de investigación científica podían a partir entonces de  vender sus patentes o conceder licencias exclusivas a la industria privada. Con el monopolio sobre la propiedad intelectual que le otorgaba la patente, el sector privado se vería incentivado para desarrollar rápidamente esas patentes y crear productos de consumo y servicios.

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